lunes, 29 de abril de 2013

Diario de lectura Boquitas pintadas


Boquitas pintadas de  Manuel Puig
por Fabiola A. García Carmona

La novela Boquitas pintadas me pareció una novela diferente, comparada con las otras que ya había leído. Me resultó interesante a la hora de leerla, porque nunca había tenido en mis manos una novela epistolar donde, además de mostrarme cartas, también me llevaba a viajar hasta álbumes de fotos y habitaciones de cuartos. Mi narrador usaba unos detalles tan precisos al momento de describir, que creaba en mí una especia de visión completa y me hacía sentir parte principal de lo que estaba leyendo.

En cuanto a la sencillez o complejidad de la novela, puedo decir que lo más fácil de todo era cuando leía las cartas y demás. Admito que en ocasiones me costaba un poco leer las descripciones tan completas que hacía el autor de una simple habitación; me envolvía tanto con los detalles que me daba, que me costaba mucho poder mantener la concentración en todo momento, eso sin duda fue una gran lucha durante la mayor parte de la novela.

La novela se narra de formas muy variadas. No está contada en un orden cronológico, es más bien en retrospección. Tampoco contamos con un narrador continuo, sino que la historia nos es contada por medio de cartas, fragmentos de periódicos y documentos encontrados. En las descripciones de habitación y fotografías, quien se encarga de la narración es una tercera persona totalmente ajena a la historia.

El final de la novela me lo imaginaba, pero no me lo esperaba. Me resultó bastante interesante la situación de que de la misma forma que comenzó la novela, así también terminó: con muerte. Por otro lado, también me imaginaba que Celina era quien controlaba las cartas de Nené que iban destinadas para Leonor. En fin, la novela me mantuvo pegadita y me entretuvo mucho. 

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