Por: Adriana RodríguezEn esta novela se envuelve mucho el tema de la política. Se desarrolla en la época postrevolucionaria de México en los años 30 en la ciudad de Puebla. Se dice que allí todo pasaba, desde bodas hasta asesinatos. Se ve claramente que la mujer es sometida al yugo del hombre obedeciendo a todo lo que él diga sin poder opinar. Catalina Guzmán se casa con el General Andrés Asencio a sus quince años. La vida al lado de Andrés, un hombre maltratante, opresor, machista y autoritario, la hace rebelarse porque entendió que esa vida no era la que ella quería. Catalina conoció a Carlos Vives quien la hizo sentir mujer deseada, querida y amada y se entrega a él sin pensarlo aún sabiendo el riesgo que corría si Andrés se enteraba de dicha relación. Entiendo que para ese momento, Catalina dejó de importarle la relación con su marido por los engaños que este le hacía con distintas mujeres. Para desgracia de Catalina, Andrés sospechó de ellos y mandó a que lo mataran.
Esta mujer pudo ser perseverante a pesar de haber sido sumisa en algún momento de su vida. Catalina renunció a todo bien material porque buscaba ser ella y ser feliz por primera vez en su vida. Luego de haber muerto Andrés, se libera de la opresión a la que estaban sometidas las mujeres en aquella época. Más que una enseñanza, me reafirmo en que la mayoría de los políticos quieren solo el poder y el dinero y se olvidan de lo que verdaderamente importa, el pueblo.
Esta novela comparada con la anterior, La casa de los espíritus de Isabel Allende, que recientemente estuve leyendo, no me mantuvo atenta. En mi opinión fue por la trama, no me agrada mucho la política pero entiendo que relata una historia interesante de cómo se vivía en aquellos tiempos, el desarrollo de la política y lo distinto que es la gobernación en cada país. La recomiendo para aquellos que sí les gusten las tramas políticas y las historias de amor.
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